Dentro de la corriente de la Psicología Organizacional Positiva se pueden encontrar distintos constructos y procesos psicológicos positivos en las organizaciones, siendo uno de ellos el CAPITAL PSICOLÓGICO, definido como un estado psicológico positivo de desarrollo de un individuo caracterizado por autoeficacia, optimismo, resiliencia y esperanza (Luthans, Youssef y Avolio, 2007). Los estudios relacionados con el capital psicológico demuestran que puede tener diversos beneficios en las personas, aumentando su bienestar psicológico, y también en las organizaciones, a nivel del desempeño y de la productividad (Bakker et al., 2012).
El capital psicológico es una construcción mayor, de segundo orden, conformada por los cuatro componentes: autoeficacia/confianza, optimismo, esperanza y resiliencia, que cuando se combinan conforman un factor principal de segundo orden que predice mejor el desempeño y la satisfacción que cada uno de los cuatro factores que lo componen por separado (Luthans et al., 2007).
 
Algunas investigaciones han sugerido que el capital psicológico está positivamente relacionado con actitudes deseables de los empleados y negativamente relacionado con actitudes indeseables (Norman, Avey, Nimnicht y Graber-Pigeon, 2010). Debido a esto es que existe la probabilidad de que el capital psicológico puede dar lugar a conductas laborales deseables que no se consideran como parte de la descripción del trabajo o funciones de los empleados que se ofrecen voluntariamente por ellos en apoyo de la propia organización (Norman et al., 2010). Un mecanismo explicativo para el efecto del capital psicológico en las actitudes de los empleados es que quienes tienen un nivel más alto de capital psicológico esperan que sucedan cosas buenas en el trabajo (optimismo), piensan que ellos crean su propio éxito (eficacia y esperanza) y son más impermeables a los retrocesos (resiliencia) en comparación con personas con niveles más bajos en capital psicológico (Avey, Reichard, Luthans y Mahtre, 2011).
 
Es entonces, un constructo innovador en las organizaciones, tanto para su estudio, como para su intervención, pensando en los resultados positivos que pueden obtenerse en las personas y en los resultados de desempeño, lo que hace altamente motivador contar con espacios profesionalmente diseñados y guiados para su desarrollo.
Autor:
Claudio Rodríguez Cáceres.